jueves, 27 de junio de 2013

Carlos Páez Vilaró


 Nació en Montevideo,
Uruguay, el 1º de noviembre de 1923.


Marcado por una fuerte vocación artística partió en su juventud a Buenos Aires, donde se vinculó al medio de las artes gráficas, como aprendiz de cajista de imprenta en Barracas y Avellaneda.

En la década del 40 a su regreso al Uruguay, motivado por el tema del candombe y la comparsa afro-oriental y vinculándose estrechamente  a la vida del conventillo "Mediomundo”, entra de lleno a manifestarse en el campo del  arte.

Páez Vilaró se entregó con pasión al tema, pintando decenas de cartones, componiendo candombes para las comparsas lubolas, dirigiendo sus coros, decorando sus tambores o actuando como motivador de un folklore que en ese momento luchaba por imponerse sobre la incomprensión. 

Lavanderas, velorios, Navidades, mercados, bailongos a la luz de la luna, Poblaron sus cartones y lienzos.
Agotado el tema fue inevitable su partida hacia Brasil, donde iniciaría un largo viaje a través de todos aquellos países donde la negritud tenía fuerte presencia:
Senegal, Libéria, Congo, República Dominicana. Haití, Camerún, Nigeria…
En ese periplo pintó centenares de obras, realizó múltiples exposiciones y dejó su sello en monumentales murales.
En toda su vasta trayectoria de realizaciones, y a pesar de los viajes y los cambios experimentados en su pintura durante un medio siglo de acción, el artista mantuvo con firmeza su lealtad al tema afro uruguayo, al que le sigue dedicando las mejores horas o acompañándolo a tambor batiente cuando cada año se celebra la ceremonia de "las llamadas".

Radicado finalmente en Punta Ballena, Uruguay, tiene su taller en la cúpula mayor de Casapueblo, su "escultura habitable“, modelada con sus propias manos, sobre los acantilados que miran al mar.
 Lo vemos en el siguiente video:

(Puedes ampliar la pantalla del video, en la barra inferior, de control del mismo, a la derecha) 

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