sábado, 21 de diciembre de 2019

INVISIBLE SOLEDAD


La escultura hiperrealista en Bilbao que remueve conciencias 
sobre la soledad de los mayores

Es la imagen de la soledad. Una mujer sentada a un lado del banco en un parque de Bilbao. Mirando cómo pasa el tiempo en un reloj detenido y formando arrugas en su rostro. No espera a nadie y, mientras transcurre la mañana, solo la acompañan miradas de curiosidad. Quienes pasan a su lado sienten la necesidad de acercarse a ella y preguntarle si le ocurre algo pero la mujer no responderá porque es una escultura hiperrealista que mueve conciencias.
Esta estatua ha sido instalada en un parque en pleno casco viejo de Bilbao para concienciar sobre la soledad no deseada, un problema que afecta a 4.732.400 personas en España. De todas ellas, un 43,1% tienen más de 65 años, según los datos de la Encuesta Continua de Hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE). Y más de 850.000 han superado el umbral de los 80 años. 



Mercedes, su estatua y la soledad

 

Sentada en un banco de Bilbao consigo misma. Mercedes comparte la vida con la soledad. Tiene 88 años, soltera y sin hijos. Su imagen apareció ayer convertida en estatua hiperrealista sola en un parque de Bilbao. Hoy ella le ha puesto voz. Sus palabras son las de los mayores silenciados por el olvido: "A veces no hablo nada de la mañana a la noche y por la noche no me sale ni la voz". En España más de dos millones de personas mayores de 65 años viven solas. Para Mercedes el tiempo se detiene, la vida se transforma y ni ella misma reconoce sus días. Cuando ya no hay recuerdos que acumular solo queda pensar en el pasado. La suya ha sido una vida feliz pero cuando creía que ya lo tenía todo llegó la vejez y se dio cuenta de que le faltaba el cariño de la gente.

 MERCEDES LA PROTAGONISTA   
                           
Los expertos apuntan a que la vida en solitario de las personas mayores seguirá creciendo como resultado, entre otros factores, del aumento de la esperanza de vida de los hombres, de un mayor número de rupturas de pareja antes de la jubilación y de que cada vez más personas llegan a la etapa de la vejez sin pareja. Esta situación plantea nuevos retos políticos y sociales respecto a las necesidades presentes y futuras.

Quienes han colocado esta estatua, de momento, prefieren seguir en el anonimato. Pretenden generar curiosidad y abrir el debate social sobre los mayores que están solos, para que se comiencen a adoptar medidas para tengan una mejor calidad de vida. Sin duda, lo han logrado.

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