Dos hermanas Riocuartenses,
Mabel y María Castellano Fotheringham, juntaron desde chicas más de 300 muñecas
clásicas. Y decidieron donar la mitad de esa valiosa colección. Las mismas
forman parte de una exposición permanente en la Casa Fernández Blanco (Yrigoyen
1420, Bs.As. Cap.Federal, a metros del Congreso), segunda sede del Museo del
mismo nombre. De esta forma, es la colección de este tipo más importante del
país.
“Había una vez… Muñecas y
Juguetes (1870-1940). Colección de Mabel y María Castellano Fotheringham” es el
nombre de esta muestra que incluye muñecas chinas con cabezas y extremidades de
porcelana esmaltada cosidas a cuerpos de tela. “Hay una palabra para sintetizar
esto que vemos, esa palabra es amor, amor es lo que nos entregan las hermanas
Mabel y María, y que refleja el amor de ellas a los chicos y a la vida”. La
muñeca más antigua es una Montanari, de cera con ojos de cristal, fabricada
entre 1855 y 1860 en Inglaterra. También están las “Fashion Dolls” francesas de
1870. También están las muñecas de 1880 a 1890, que representan a niñas de 2 a 6 años y otro sector de
muñecos alemanes, de principios de siglo, cuando por influencia del
psicoanálisis se representan bebés (los hijos de esas muñecas)
Galería de Imágenes:
Peinados y vestidos típicos para las muñecas.
Las muñecas-niñas son de principios de siglo.
Vestimenta de época para ellas.
Hay tres salas en la casa Fernández blanco, en congreso.
De Río cuarto, Maria es ceramista y Mabel es profesora de
dibujo.
Mabel y María Castellano Fotheringham junto a las muñecas que coleccionaron
durante toda la vida. Foto: Martín Felipe / AFV
Parecen salidas de un cuento,
incluso podrían confundirse con una de las 300 muñecas que las rodean, pero
ellas son de este mundo. Mabel y María Castellano Fotheringham, una de 91 y la
otro de poco más de 80 años, tienen el pelo blanco, blanquísimo, y los ojos
pequeños y marrones. Desde chicas comenzó su pasión por las muñecas, que fue
aumentando con los años y así fue que, sin proponérselo, llegaron a tener una
de las colecciones más importantes del país. Después de mucho atesorarla,
decidieron donarla a la ciudad de Buenos Aires, donde son exhibidas en la sede
Casa Fernández Blanco, en Hipólito Yrigoyen 1420.
Entre paredes violetas -color
característico de la época victoriana de la que ellas son hijas- tres salas
iluminadas por una luz tenue, con casitas pobladas de gatos en los tejados y
relojes con números romanos, las muñecas posan como si supieran que las están
mirando.
La colección, que va desde 1870 a 1940, incluye muñecas
maniquí de Gaultier, autómatas, modelos de tres caras, muñecas mecánicas de
Steiner, Bebes de Jumeau con ojos fijos de sulfuro y boquitas pequeñas y
cerradas. También la Shirley Temple de los años treinta y la mítica Marilú
argentina, creada por Alicia Larguía en 1932. Juegos de camas, té, cocinitas y
roperos espejados, donde más de una se refleja, son parte de este mundo de
ensueño que puede visitarse.
VIDEO:
"Siempre fueron algo más
que juguetes para nosotras", dice María, mientras asegura que no recuerda
su infancia sin estar acunando a una.
Mabel confiesa que su pasión
comenzó cuando su hermana la llevó a un ropero que compartían y sacó dos
muñecas que la dejaron fascinada. "Cuando las vi me quedé muda y supe que
quería coleccionarlas."
Las primeras que tuvieron
fueron traídas desde Río Cuarto, donde vivieron durante su infancia, y luego,
ya más grandes, empezaron a frecuentar remates y recorrer anticuarios en busca
de ejemplares. "En todos los lugares que visitábamos, buscábamos una
muñeca, era una manía", susurra María mientras le da cuerda a una cajita
musical con muñequitos que se mueven con gracia.
Luego de conservarlas durante
varias décadas en una habitación de su casa, y a pesar de haber recibido dos
ofertas de los Estados Unidos y de Brasil para venderlas, decidieron que lo
mejor era donarlas. "Ellas no tienen precio, cómo íbamos a hacerlo. Lo
mejor es que estén acá y que todos puedan disfrutarlas", dice Mabel junto
a una Fashion doll con cuerpo de cabritilla y carita de porcelana.
Pero no sólo dedicaron su
tiempo a visitar tiendas y relicarios, las hermanas también pasaron su vida
restaurándolas, arreglando sus atuendos y cuerpos desgastados por el paso de
los años. "Usamos puntillas y telas antiguas. Algunas nuestras, otras de
amigas, no podíamos ponerles cualquier cosa, había que respetar los modelos de
cada época", dice con convicción María mientras acomoda el vestido color
crema que lleva Emilie, su Bebe Jumeau preferida, del año 1880.
"¡María, vení,
vení!", llama Mabel desde la tercera sala para mostrarle cómo una casita
se ilumina y una muñeca abre la puerta como invitando a pasar. "Vamos a
extrañar a las niñas", dice nostálgica la menor, al tiempo que la otra la
corrige: "Tranquila, que están en buenas manos, en manos de todos",
concluye..
Por Julieta Paci | LA NACION
Otros ejemplos:
Así como estas dos hermanas,
esta pasión se comparte en muchos lugares del mundo.
Aquí les dejo algunos videos,
para que disfruten bien de cerca y en detalle.
Desde Miami- Florida,
Anahilda García nos muestra
su colección de muñecas.
Desde España –Aragón,
Reportaje televisivo a Teresa
Benedicto, que nos muestra y cuenta de
su colección de muñecas.
Y ahora veamos algo sobre
casas de muñecas:
Desde Alcalá (España)
Ma Ángeles Robles y sus casas
de muñecas.
Mª Ángeles nos habla de su
afición a construir casas de muñecas y de decorarlas al más mínimo detalle.
Palacios, Victorianas, rurales, andaluzas... muchas casas diferentes cada una
con su estilo y decoración particular.
Carmen Flores nos enseña su
casita de muñecas:
Y para finalizar, una casita
de muñecas, en el Museo de Málaga.
La colección Casa de Cadiz.
Como me gustaría volver a ser
niña por un día, y realizar mi casita de muñecas.
Si a ti también te gustan,
puedes recrearte viendo mucho más videos en youtube.
O en Google-Imágenes, buscan
casitas de muñecas, y veras los más variados modelos para realizar, desde lo
más fácil y simple, hasta algo más sofisticado y exigente.
asi son las pasiones, las colecciones, te desbordan y no tenes otra mas que compartirla! precioso!
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