La madurez es aquella edad, en que uno, ya no se deja engañar por sí
mismo.
No dejes de reír al envejecer; envejeces al dejar de reír.
Ten presente que la felicidad se halla a lo largo del camino, no al final
de la ruta.
Quien te quiera realmente jamás se interpondrá en tu camino… a menos que
vayas cayendo cuesta abajo.
Los buenos modales son como el 0 en aritmética: acaso no representan
mucho por si solos, pero pueden aumentar
considerablemente el valor de todo lo demás.
La fábrica que produce el mejor producto es el hogar.
Comparte con tu pareja los momentos en los que aún te quede energía. No
le des los despojos del día.
Sé comprensivo con el joven, compasivo con el anciano, agradable con el
oponente, y tolerante con los que no
piensan igual que tú.
Si piensas que todos están en tu contra, recuerda que los aviones se
elevan en contra del viento.
La valentía no es el roble majestuoso que ve ir y venir las tormentas; es
el frágil botón de una flor que se abre en la nieve.
Los demás podrán dudar de tus palabras, pero con seguridad creerán en tus
acciones.
La música limpia el alma del polvo cotidiano. Trata de escucharla por lo
menos al final del día, así disfrutarás de un dulce sueño.