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martes, 17 de abril de 2018

El valor de la vida y el disfrutar del momento…


(Relato reflexivo + cuento)  de  María Cecilia Fourcade Galtier




Las primeras horas de la mañana corrían ya; el sol apenas asomaba, entibiando el aire puro, e iluminando con su brillo, el paisaje que transitaba.  Mientras caminaba, el tiempo parecía hacerlo suavemente, como en cámara lenta; para poder disfrutar a pleno, cada segundo de él.
Volvía de la panadería, donde había comprado el pan, calentito, recién horneado, para tomar el desayuno. 

domingo, 8 de abril de 2018

Deja Huellas

 
Un día conocí a alguien que me enseñó un poco más, que lo que ya sabía del mundo.
No importa si estás en tu casa, tomando un mate, con un pan con manteca, o si estás probando cosas viscosas, en plena calle Tailandesa.
No necesitas un techo que sea todos los días el mismo, ni los mismos amigos toda la vida. Necesitas transformarte, y hacerle caso al cambio. Moverte cuando lo necesites, e ir dejando un camino para atrás que te de orgullo, pero que no necesites volver a caminar.
Decile "te quiero" o "quédate" cuando tengas ganas, que sea; es la única manera de sacarte la espina eterna de "que hubiera pasado, si hubieras dicho lo que realmente querías" aquel día. Camina siempre a fondo, que la vida es una.... y que no sabemos cuánto dura.
Decile a tus padres, hoy que están, que son parte fundamental, de lo que sos. Que lo hicieron todo lo bien que pudieron, que los amas... pero que lo vas a hacer mejor!  Y si no están, háblale al cielo. Pero soltá. Porque llevar cargas está pasado de moda, y sobre todo no te hace más feliz.
Camina para adelante, sin sentir que atrás, no diste lo mejor de vos.
Muévete, como se mueve el cielo, y el mar... y como se mueve la tierra. No te aferres a las cosas. Que llegaste sin nada, y tampoco vas a llevarte nada. Solo momentos. El auto no se va con vos. Ni la casa que te compraste.
Se van los momentos.
Se va ese día, que pasaste mucho frío, durmiendo en una playa, con la persona que te gustaba; Se va aquella comida, que hiciste un domingo, y que llenó la casa de risas;  se van los abrazos que diste, el día que lloraste con todas tus fuerzas, y los te amo que te ganaste, y sobre todo, los que diste.
No importa nada, cuantos cuartos tenga la casa, porque la habitación más grande de todas... es el alma.
Camina siempre a fondo. No importa que sea lento o rápido. Tienes la suerte de elegir cada paso, siempre.

Un día conocí a alguien que me enseñó un poco más que lo que ya sabía del mundo.
Me contó esto:
"Vayas donde vayas tu casa está dentro"