Gracias
a la tecnología y a los avances de la medicina, hoy existen dispositivos que le
permiten a una persona sorda recuperar la audición y con ella, la capacidad de
relacionarse con el mundo.
Fotos: internet
Información por Maria Belen Gutierrez Sieiro
La
sordera no es solamente la pérdida completa de la audición en uno o ambos
oídos, como indica la Organización Mundial de la Salud, sino también una
incapacidad a nivel social. Al no poder sentirse integrado en las
conversaciones, quien la padece vive apartado de sus amigos, de su trabajo, de
su familia, y a medida que va bajando su autoestima va creciendo su
aislamiento, que en muchos casos puede devenir en depresión.
"El
ciego es una persona integrada, pero el sordo no, porque no puede escuchar
noticias ni oír a los amigos", asevera el doctor Mario Zernotti, Jefe del
Servicio de Otorrinolaringología del Sanatorio Allende de Córdoba, en un
congreso realizado en Cancún, México.
Hace
sólo algunos años, la cura para la hipoacusia era algo inimaginable. Hoy,
gracias a la aparición de distintos aparatos, se pudo hacer realidad y quienes
perdieron la audición pueden volver a disfrutar de los sonidos de su entorno.
Para
aquellas personas con pérdida auditiva neurosensorial de severa a profunda, en
cuyos casos los audífonos ya no alcanzan, la solución está en los implantes
cocleares. En las primeras versiones, el sistema era realmente engorroso. Al
paciente se le colocaba un dispositivo con un tornillo que hacía que
permanentemente tuviera una herida abierta, con las complicaciones que eso
traía aparejado. Sin embargo, los nuevos implantes son dispositivos
completamente discretos. Tienen dos componentes: uno externo que se lleva detrás
de la oreja y otro interno, que es el que se coloca debajo de la piel, detrás
del oído. Estos aparatos incorporan una tecnología que los vuelve más delgados
y flexibles y por ende, reduce los traumas tanto al momento de introducirlos
como de extirparlos.
Los pueden usar niños de seis meses en
adelante y están diseñados para que duren toda la vida. Sólo basta que el
paciente se someta a una cirugía en la que el médico coloca el implante y en
tan sólo horas, una persona completamente sorda puede recobrar su sentido del
oído. Sin embargo, no todas las personas pueden realizarse esta operación.
Primero se deben hacer múltiples estudios y, si el paciente da con el perfil,
recién ahí se evalúa ponerle el aparato que, en la Argentina, está cubierto por
el Plan Médico Obligatorio.
Además,
recientemente se presentó el primer procesador de una sola pieza para implantes
cocleares que, gracias a su colocación en la parte superior de la cabeza,
permite que la oreja quede completamente libre, sin necesidad de portar cables
que lo conecten con el oído.
Viene en
cuatro colores diferentes, lo que lo convierte en un objeto sutil y discreto.
Además del aspecto estético, es ideal para quienes usan lentes, ya que al no
utilizar la oreja resulta mucho más cómodo.
Por otra
parte, aquellas personas que no tienen orejas, o que sufrieron enfermedades
crónicas del oído medio que destruyeron la cadena de huesillos pero conservan
bien el órgano interno, cuentan con otra solución: un audífono implantable por
vía ósea. "Antes el sistema no era muy amigable, pero afortunadamente, hoy
tenemos un dispositivo, llamado Bonebridge, que se coloca debajo de la piel, es
prácticamente invisible, no genera complicaciones y no necesita
mantenimiento", asegura el ingeniero Marcos Schmitt, director de Gestión
de Productos y Marketing de la unidad de MED-EL.
En
primera persona
La
sordera ya no es más definitiva. Por eso, lo importante es acudir primero al
otorrino, quien será el encargado de evaluar la pérdida de audición y qué tipo
de dispositivo es conveniente para cada paciente, tal como sucedió con los
casos que siguen.
La
infancia de José Luis Iguaín no fue fácil. De chico tuvo una infección en la
cadera que por no estar diagnosticada a tiempo se expandió por todo el
organismo y casi lo deja al borde de la muerte. Los médicos le dieron
antibióticos para curarlo, pero uno de esos remedios le ocasionó una sordera
profunda. "De un día para el otro no entendía lo que decía la
profesora", rememora.
Aún con
ese problema, pudo terminar la licenciatura en Física y posteriormente hacer un
doctorado. Pero volver a escuchar era su gran meta. José Luis se considera un
"tipo con suerte" y gracias a su personalidad inquieta logró dar con
un doctor que le colocó dos implantes cocleares, uno en cada oído. Hoy está
feliz de haber recuperado su sentido auditivo.
Algo
similar le ocurrió a Enrique Arce. Nació en España hace 61 años y desde chico
sufrió catarros, resfriados e infecciones, dolores y supuraciones en los oídos.
Pasados los 30, los médicos le diagnosticaron una pérdida de la función
auditiva y a los pocos años su capacidad se había disminuido a la mitad. Sufría
cuando estaba en las reuniones porque no podía participar de las
conversaciones, y fue tal su padecimiento que comenzó a aislarse de sus amigos
y su familia.
Sin
embargo, en junio de 2012 todo cambió. Los médicos le colocaron un implante
activo de conducción ósea que le permitió volver a escuchar y aún hoy le parece
extraño oír el sonido de los pájaros, del viento y hasta los pasos de la gente.
"En 2012 recibí el Bonebridge, y la verdad es que he vuelto a escuchar
sonidos que antes tenía olvidados", asegura con emoción y todavía
asombrado.
El caso
de la mexicana Eneida Rendón Nieblas fue más difícil. Es no vidente y a los 14
años dejó de oír. Le encantaba tocar el piano cuando era una niña, pero al
perder la audición, su maestra no le quiso seguir enseñando, lo cual implicó un
golpe emocional para ella. Cuando recién apareció el implante coclear, los
familiares de Eneida temieron por alguna complicación y decidieron aguardar un
tiempo más hasta que la tecnología se desarrolle.
Finalmente,
en 2008 le colocaron el implante. "Recuerdo muy bien cuando por primera
vez, después de la activación, oí las voces de mi familia, de la gente a mi
alrededor y también los ruidos de la calle. Estoy muy feliz de volver a
escuchar", afirma con entusiasmo y embargada todavía por aquellas primeras
sensaciones que siguieron a la cirgugía. Actualmente, Eneida recuperó casi el
90 por ciento de su capacidad auditiva. Y no sólo eso, sino que además estudia
y enseña piano a niños ciegos y sordos..
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