Yo vivo en el seno de una GRAN FAMILIA…
Una familia numerosa, pero sobre todo una familia que conserva los más
profundos lazos sentimentales, un sentido de pertenencia, costumbres y
tradiciones, compartidas y que se trasmiten a través de los tiempos.
Yo siento ORGULLO de mi familia, a pesar
de todos los defectos o falencias que podamos tener, porque prevalecen, los
buenos principios, valores, y costumbres que nuestros Padres nos han inculcado.
Preparando un video Familiar, para el próximo,
y tradicional encuentro de Primos, trajo a mi memoria anécdotas, vivencias,
recuerdos de mi niñez; y me di cuenta, que los años pasan, y ya tengo dos
generaciones delante mío, para dar y seguir dando…
Esto me llevó a la reflexión, y me inspiró
a escribir sobre la Familia, sus vínculos afectivos, y el papel de los Primos y
Tías…
LA FAMILIA
El día de la familia se festeja el tercer
domingo de octubre y coincide con el día de la madre. Esto se cambio o se
agregó, este sentido, debido a que hay muchos niños que ya no tienen a su mama,
y no tienen a quien agasajar.
Este año, el día de la familia, es el 20
de octubre junto con el día de la madre, y por lo que tengo entendido, Se
recuerda y se celebra, que Dios quiso nacer dentro de una familia, para que tuviera
alguien que lo cuidara, lo protegiera, lo ayudara y lo aceptara como era.
Así como una célula es la unidad básica del cuerpo
humano, la familia es la unidad básica de la sociedad. Pues en ella se forjan
los principios, valores, juicios, costumbres y tradiciones que dan sentido a la
realidad de las personas.
El ser humano por naturaleza es un ser social,
pues para que una persona sobreviva en los primeros años de su vida requiere
ser asistido. Los padres no sólo se encargan de satisfacer las necesidades
biológicas del bebé, sin darse cuenta en la convivencia diaria le enseñan un
lenguaje, costumbres, preferencias por ciertos alimentos, en general le
muestran el mundo desde sus ojos creando un vinculo que generalmente los
acompaña toda la vida. Este es sin duda el origen de la Familia, que se remonta
al origen mismo de la humanidad.
Lo cierto
es que la familia es núcleo de la sociedad, es una institución que ofrece a sus
miembros un sentido de pertenencia, costumbres y tradiciones al ser compartidas
entre sus miembros hacen que las personas se sientan comprendidas y
acompañadas. Pero además la Familia es un agente cultural pues son los padres
quienes se encargan de educar a los hijos para convertirlos en ciudadanos
productivos que aporten beneficios a su comunidad.
La Familia
también es un espacio de desarrollo integral de cualquier ser humano y la base
de su desempeño en la vida, donde el juego y la diversión deben estar presente,
generando una plataforma para el desarrollo de la autoestima, la identidad
personal, así como los esquemas de convivencia social.
Vivir en familia
No se es familia sólo por los lazos sanguíneos. La
familia es más que eso, es algo que se lleva en el corazón.
Madres, padres, hijos, hijas, hermanos y hermanas…
todos debemos amarnos y sentirnos bien unos con otros. Para vivir en familia
hay que sentirse familia, y eso parte del corazón y del amor.
El mundo se constituye constantemente en un
espacio de descomposición social que muy a menudo amenaza con una de las cosas
más importantes en nuestras vidas: la familia. Y con ello no hablamos
únicamente de ese concepto tradicional y ya estructurado de “familia”: madre,
padre, hijos y hermanos. ¿Acaso si falta el padre o la madre ya no existe la
familia? ¿Acaso si no somos hermanos de sangre no podemos ser hermanos del
alma? ¿Acaso si nuestro hijo no creció en nuestro vientre ya no es nuestro
hijo?
La familia no la hace la sangre sino el corazón:
en algún momento hemos sentido a quien no comparte nuestro grupo sanguíneo como
parte fundamental de nuestra existencia, por ende, es parte de nuestra familia,
¿cómo más podría decírsele? No debemos detenernos en las construcciones
esquemáticas que las personas poco generosas de espíritu han creado. La familia
trasciende las barreras de una simple cadena de ADN y llega a llenarnos el
corazón con su compañía y su alegría. No importa si somos hermanos o no, no
importa si somos tíos o no, no importa si somos madres o no, lo verdaderamente
importante es que lo sentimos, y ningún papel ni lazo preestablecido podrá
borrar la intensidad de un sentimiento sincero. La familia no es sólo una y
tampoco nos llega hecha: nosotros la podemos crear, aumentar, minimizar,
nutrir, concertar…
Pero, ¿qué significa vivir en familia? ¿Tenemos
una familia? ¿Sabemos vivir en familia?
Vivir en familia implica mucho más que compartir
un espacio físico, implica comprendernos, apoyarnos, cuidarnos, tolerarnos,
respetarnos, amarnos… Una autora hindú afirma que solemos discutir con
frecuencia con quienes tenemos mayor confianza, hecho que nos lleva a
convertirnos en “luz de la calle, oscuridad de la casa”, pero lo cierto es que
debemos empezar por valorar lo que se nos hace más cercano para luego poder
apreciar con mayor claridad lo de afuera, no lo contrario.
Nosotros no somos monedas: cara para quienes nos
conocen a fondo y sello para quienes apenas se acercan a nosotras. Debemos empezar a replantear nuestras prioridades
y reconocernos como personas con cualidades y defectos sin que cambiemos de
pensamientos según la ocasión y el público objeto.
Vivir en familia va más allá del protocolo, puesto
que hablamos de unión, solidaridad y amor puro que no se excusa en la confianza
para entregar lo “peorcito” de nosotras, sino de un amor que desde la confianza
encuentra su plenitud y abundancia. Habrán momentos en los que no
querremos ver a los demás “ni en
pintura”, pero a pesar de las vicisitudes, siempre habrán razones por los
cuales ser leales, respetuosos, justos, sonrientes y libres de prejuicios.
La familia es la cadena de ADN de nuestro corazón,
es el resguardo de nuestras almas, así como podemos hacerla crecer sin límites
también le podemos restarle importancia, pero lo que siempre debemos recordar
es que a pesar de que en algunas ocasiones
no veamos los brazos de nuestra familia, ella siempre estará allí para
regalarnos calor en los momentos de frío y desolación.
Primos
y primas…
Hermosas
amistades surgen de este precioso vínculo familiar.
Algunos
son prácticamente desconocidos, otros tan conocidos como hermanos. Lo cierto es
que sea como sea, los primos estamos unidos por la familia, y eso nos hace
querernos.
Es
posible que mantengamos una relación muy estrecha con nuestros primos o primas,
que nos hayamos criado prácticamente en el mismo hogar y que no podamos vivir
sin ellos.
Puede
ser, por el contrario, que les hayamos visto muy de vez en cuando y que con el
transcurrir de los años se hayan convertido en personas lejanas que poco tienen
que ver con nosotras, pero… la expresión
“la sangre es más espesa que el agua” es muy cierta cuando se trata de la
relación que existe entre primos y primas.
¿Por
qué existe esta unión?
Porque
aunque no compartamos padre y madre, compartimos abuelos, que son los cimientos
de nuestra existencia.
Provenimos
del mismo árbol, un mismo origen. Existe
una unión que difícilmente puede ser rota: compartimos nuestras raíces, nuestra
identidad. Somos familia.
Así
que no importa si les vemos rara vez o a menudo, si sentimos que tenemos mucho
o poco en común con ellos o si nos llevamos mejor o peor… No podemos cambiar lo que somos, lo que
existe: un lazo eterno, unas raíces.
El
mundo está lleno de personas que nada tienen que ver con nosotras, así que
valoremos los que sí tienen mucho que ver.
La
importancia de ser tía
Ser
tía es maravilloso!
Somos
importantes en la vida de nuestros sobrinos, podemos actuar como madres,
hermanas y amigas de ellos.
Nos
encanta ser tías, está lleno de ventajas, no sólo para nosotras sino también
para los sobrinos.
¿Qué
es ser tía?
Una
tía es una mujer orgullosa de tener en su ordenador, teléfono y casa la foto de
una niña o niño que considera la persona más bella. Una mujer que sabe que su
vínculo con esa criatura es para siempre y que tiene el derecho de condecorarlo
con abrazos, besos y regalos… que gasta parte de su sueldo para encontrarle un
juguete o para generar la cuota de las actividades extracurriculares a las que
desea asistir.
Una
tía es un apoyo en el crecimiento de sus sobrinos, pues a través de su
presencia, aporta el amor y la aceptación que todo infante necesita para crecer
de forma saludable y satisfacer sus necesidades de amor.
La
tía como tal no es una madre con autorización legal, pero sí es una protectora
por naturaleza. Su importancia radica es crear lazos afectivos y asistir a los momentos en los que
la rebeldía del sobrino o sobrina no cede a la autoridad de los padres, para
establecer confianza y apertura.
Una
tía es una señora con más abrazos y besos que
regaños, pero también alguien que establece límites, enseña con el
ejemplo, estimula con métodos diferentes a los paternales, aplica una dosis de
complicidad, y siempre está dispuesta a ser una oreja.
Una
tía es una madre disfrazada de amiga. Un condimento extraordinario, pues tiene
lo necesario para orientar, aconsejar, amar y lo suficiente para crear
travesuras, hacer realidad fantasías, sueños, y aventuras.
Quien
sabe desarrollar las virtudes de ser tía se siente orgullosa de serlo (yo así
me siento), pues es una bendición que la vida te regala para apoyar a un ser a crecer y creer en sí mismo.
Algunos
“tips” (consejos) para ser tías excelentes:
•Involúcrate.
Involucrarte
con tu sobrino/a implica saber quién es él/ella; es tomar el riesgo de
conocerlo, saber qué le sucede, qué siente, cuáles son sus miedos. Sin importar
la diferencia de edad que tengas con él/ella, busca medios para acercarte y
crea vínculos entre vosotros.
•Ámalo.
Amar
es sentir regocijo por la existencia de ese ser. Disfruta de que sea parte de tu vida y no
postergues por el trabajo u otras obligaciones el tiempo para compartirte con
él/ella, porque el único tiempo que tienes es ahora. Expresa tu amor en todas
las manifestaciones posibles, edúcalo en vivir en el amor, en la energía de
construcción y ampáralo de sus temores.
•Sé
una “caza-fantasmas”
Busca
el traje especial para vencer miedos, para quitarle la careta a esos diminutos
monstruosillos que de noche y en la oscuridad se vuelven gigantes. Activa tus
poderes internos y enséñale que los miedos sólo habitan en él/ella y que puede
desalojarlos cuando lo desee. Que aprenda a pintar creencias poderosas en su
mente, y no maneras de pensar que ya no valen.
muy lindo ma, te dejo un besito
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