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miércoles, 3 de junio de 2015

Abuso verbal

LA VIOLENCIA deja marcas, NO VERLAS deja Femicidios



El abuso verbal es un problema que nos atañe a todos. Es tan común en la cultura latinoamericana que se vive como algo "normal", pero está muy lejos de serlo. Este tipo de violencia existe en cualquier tipo de relación en la que uno considera al otro como inferior (sea entre padres e hijos, compañeros de trabajo o parejas heterosexuales u homosexuales). Pero, debido a que vivimos en un sistema de valores predominantemente machista, las situaciones más evidentes se dan en relaciones en las que el hombre agrede verbalmente a la mujer. 
El abuso verbal toma muchas formas, desde la burla hasta los gritos, pasando por comentarios entre dientes hasta la descalificación. Se da cuando el lenguaje ya no sirve para construir lazos afectivos sino para destruir al otro, para ponerse en una supuesta posición de superioridad, para evadir la responsabilidad de un acto o para enmascarar una mentira o un error.
Desafortunadamente, el que toleremos este tipo de relación viene de un prejuicio cultural: nos han hecho pensar que no tener una relación de pareja es un rasgo sospechoso, o bien, que una tiene que “aguantar” lo que sea para que los hijos no sufran, pero el costo de los abusos es altísimo. Aunque no deja huellas físicas, el abuso verbal provoca heridas emocionales profundas. Quienes lo sufren tienen el autoestima erosionada, y los niños que lo presencian desarrollan una visión pobre y torcida de las relaciones de pareja.



Nuestra capacidad de adaptación es tan alta que, para sobrevivir, muchas mujeres hacemos como que no pasa nada. Toleramos las agresiones hasta que la violencia pone en peligro nuestra salud física y mental. En ese punto ya no se puede negociar nada, la mujer siempre pierde, no importa cuan dócil o amable sea, siempre se siente en falta, al grado que ella también comienza a creer que de verdad “se merece” la agresión que recibe.
Antes de llegar a ese punto donde se borran los límites, es necesario identificar cuándo se está en una situación de abuso verbal. La psicóloga y terapeuta Marie Hartwell-Walker, considera que hay varios signos que revelan este tipo de violencia:

1. El sarcasmo. Es la cara “amable” del abuso verbal. Ejemplo: Juan hace bromas sobre María, tanto en público como en privado. A María le parecía gracioso al inicio, pero cada vez las bromas le resultan más difíciles de tolerar porque la hacen sentir humillada. El sarcasmo tiene el objetivo de vulnerar al otro, de menospreciar sus logros, sus pensamientos y todo aquello que le resulta significativo. El límite se vuelve difuso porque uno se pregunta cómo es que alguien tan carismático y gracioso puede ser tan hiriente. Si tu pareja te usa para hacer bromas y a ti no te causan gracia, hay abuso verbal. No lo permitas.

2. “Estás loca”. Cuando le expresas a tu pareja que te lastimó, él alega que estás exagerando, que eres demasiado sensible o que estás loca, histérica, neurótica. Si le señalas que ha dicho algo inapropiado, él responde: “Yo estoy mal, pero tú estás peor”. Si le dices que no está siendo cordial en su trato, él te acusa de hacerlo quedar como “el malo” de la película. Si no hay forma de que asuma su responsabilidad y construye un argumento tan torcido que te persuade de que si algo está mal es por tu culpa, hay abuso verbal.

3. Tienes que tratarlo con pinzas. La casa, ese lugar que era un refugio para ti y para tu familia, es donde más amenazada te sientes. Los niños y tú tratan pasar tanto tiempo como puedan fuera de casa para evitar las agresiones. Si no puedes relajarte ni un momento porque cualquier pequeño error puede desatar la furia de tu pareja, hay abuso verbal.

4. Del dicho al hecho. El abuso verbal crónico suele derivar en altercados físicos. Si empezó con palabras pero comienza a golpear objetos que aprecias o a amenazarte con agredirte o lastimar a las personas que quieres, hay abuso verbal.

5. Las palabras no son sólo sonidos. Se ha documentado que el abuso verbal produce dolor físico. Aunque uno lo toleres por el motivo que sea, aunque uno haga como que no pasa nada, el cuerpo termina por dar muestra de ello a través de enfermedades crónicas, alergias, etcétera. Si en tu relación te sientes menospreciada por tu pareja y de pronto tienes dolencias inexplicables, lo más probable es que haya abuso verbal.

El amor no admite ningún tipo de agresión, nadie tiene por qué tolerar el desprecio. La única forma de evitar esa forma de violencia es poniendo límites y estableciendo distancia. Pide ayuda si es necesario y no te avergüences. Lo que el otro diga o haga no tiene que ver contigo sino con sus inseguridades, con la necesidad de sentirse omnipotente, con tener el poder a costa de lo que sea. No te aferres a una relación violenta, no vale la pena. Recuerda que no puedes evitar lo que no controlas, pero sí puedes ponerle un alto al impacto que provoca en ti.

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