“Cómo construir una estima saludable” por Alejandra Stamateas
En
estos últimos tiempos, algunos acontecimientos en mi vida, me han golpeado un
poquito, haciendo debilitar la fortaleza que tengo, para seguir adelante.
Gracias a Dios, nunca estamos solos en esto, y siempre hay una mano, una
palabra, y sobre todo, la luz de nuestro Señor, que nos guía, para hallar esa
ayuda que necesitamos.
Yo
leo mucho, y he encontrado en ella, muchos pilares; Como también, he conocido,
muchas personas iluminadas, que nos aconsejan, nos abren los ojos, nuestra
alma, y nos muestran ese camino, que nos cuesta, encontrar solos.
Hay
muchos ejemplos, de ellos, pero hoy voy a citar una de ellas, que siempre está
a mi alcance, con su simplicidad, su seguridad, y su claridad, para
aconsejarme.
Y como era necesario, en este momento, ocuparnos del
tema:
“Cómo construir una estima saludable” por Alejandra
Stamateas.
Hombres
y mujeres sabemos que somos diferentes, pero las mujeres no hemos capitalizado
aún esta diferencia. Todavía las
vemos como inferiores en comparación con las del hombre, ya que todavía, de
alguna manera, nos sentimos intrusas en el ámbito público. Por ejemplo,
en las empresas se sabe que las mujeres se van antes de irse, esto significa
que, si por ejemplo, una mujer decidió tener un hijo, o casarse, o pasar un
tiempo más extenso con su familia, el día que lo decidió ya comenzó a irse de
su trabajo; esto implica que ya no se preocupa por su tarea como antes, no hace
cursos para perfeccionarse, no pide ascensos, o sea, se fue antes de irse.
Mientras tanto, el hombre que trabaja en el mismo ámbito rápidamente va
ocupando esos espacios, por eso luego decimos que los hombres tienen más
oportunidades que las mujeres. Las oportunidades han sido las mismas pero ellos
permanecieron y las aprovecharon. También es muy común que cuando se le
pregunta a una mujer qué quiere que le pase en la vida le cuesta responder a
sus propios deseos y suele contestar de acuerdo a los deseos de los demás, como
si la felicidad de ella dependiera en su totalidad de la felicidad que pueda
otorgar a otros. Esto hace que casi siempre se sienta desubicada y como ajena a
ese ámbito que también le pertenece.
Una
de las características fundamentales del liderazgo femenino es la seducción.
Esta
palabra ha sido utilizada solamente en el ámbito íntimo, pero muy pocas mujeres
han sabido utilizar esta capacidad para tener éxito en la gestión. Seducción
entendida como la capacidad para influenciar en alguien positivamente y
llevarlo al cumplimiento de una meta.
¿Por
qué a muchas mujeres les cuesta gestionar con habilidad?
Por
una grave carencia de estima a mi entender. A las mujeres nos cuesta aprender a
tener un guardián interior que nos cuide. Para poder liderar efectivamente
vamos a tener que aprender a construir una estima saludable.
Una
estima saludable tiene las siguientes características:
-En
primer lugar, activar el rescate interno, esto significa, no esperar que
alguien de afuera llámese príncipe azul, hombre fuerte o macho venga al rescate
con la solución mágica a los problemas, sino, activar la motivación interna y
la capacidad de liderazgo que todas tenemos, sin poner nuestra vida en manos de
un extraño (o no) para que la maneje.
-En
segundo lugar, poseer los cambios: esto significa que cuando decidimos
hacer un cambio no se lo dedicamos a nadie. Por ejemplo, esa mujer que adelgace
porque al marido le gustan las mujeres delgadas. Otro ejemplo, la mujer que
quiere terminar su carrera porque era el sueño de su padre. Ejemplo, la mujer
divorciada que quiere cambiar su look para que su ex se de cuenta de lo que se
perdió. Todos estos cambios están dedicados a alguien pero nunca a ella. Poseer
el cambio significa que lo hago por mí y para mí.
-En
tercer lugar, motivarse. Eso significa no golpear al aire, sino insistir
en aquello donde hay botín. Hay mujeres que solo realizan actividades pero no
tienen propósito. Son actividades sin destino, para pasar el rato, son las que
dan puntada sin hilo. No tienen un proyecto de vida sino que viven dando golpes
a la nada. Las mujeres debemos aprender a motivarnos y para eso debemos
ponernos incentivos realistas y alcanzables.
-Y
por último, despertar. Lo más importante. Dejemos de ser Cenicientas
esperando ser despertadas por un beso del príncipe azul. Dejemos de esperar y
activemos la responsabilidad y la independencia.
Las mujeres no somos víctimas, somos las protagonistas de
nuestra vida.
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*Alejandra
Stamateas tiene la Licenciatura en Ministerios Teológicos y es Pastora
General del Ministerio Presencia de Dios, en Buenos Aires. Es docente de nivel
primario y voluntaria de ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para
los Refugiados). Lleva publicados más de once libros, entre ellos: Mis hijos me
vuelven loca, Belleza Total, Relaciones Positivas, Mi cuerpo, mi cárcel, Estoy
casada, pero me siento sola y Mujeres que brillan. Acaba de lanzar el libro Mis
emociones me dominan, de V & R Editoras.
mi admiración por las notas!!!!
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