Es como sacar agua de las piedras.
A los varones les cuesta
expresar lo que pasa en su mundo interior.
Para nosotras, ellos son los
reyes del monosílabo, campeones del dígalo con mímica. “No sé”, “Nada”, “Me da
lo mismo”. A veces, eso es lo máximo que podemos sacarles a los varones en una
conversación que tratamos de que sea clave, reveladora. Ellos, en cambio, se
sienten orgullosos de ser hombres de pocas palabras… justamente eso que
nosotras nos saca de las casillas.
Es un hecho; si de afectos se
trata, los varones hablan menos que las mujeres y les cuesta expresar sus
sentimientos mucho más que a nosotras, pero tienen códigos propios para
comunicarse, para contar lo que les pasa y para asumir compromisos en la
pareja. El desafío, entonces, será complementar nuestras características con
las de ellos para lograr un dialogo en el que se encuentren las formas
femeninas y masculinas, donde, además de las palabras, haya gestos, acciones y
silencios.