¿Divorciada,
abandonada, engañada o simplemente desencantada de los hombres y crees que no
volverás encontrar el amor después de los 40-50? Tranquila, porque las noticias
son alentadoras: de acuerdo con los expertos, el romance puede ser mejor la
segunda, tercera o cuarta vez.
A esta edad,
después de casi medio siglo, el amor ya recorrió caminos, dobló esquinas y
hasta optó por encrucijadas. Así es, ya erro, ya acertó, ya resbaló y se
arrepintió. Se vivió el amor, se perdió el amor, algunos por la mano de Dios y
otros por el debilitamiento de la vida en pareja.
A los 40 ya
han amado, han tenido una pareja, sufrieron reveses, se han quedado solas y
cuando ya no esperan nada más, el amor se cruza en el camino y vuelven a
renacer: torpe, desacostumbradas, ilusionadas y muy prudentes. Una segunda
oportunidad para vivir otra vez el amor y ser felices.
Pasa el
tiempo, y la falta de ilusiones amorosas deja huellas en el cuerpo, y excusas
en el alma. Pero el amor es capaz de reanimar cada una de las células
adormecidas, de agilizar el pulso y volver más lindas a las mujeres. Enamorarse
después de los 40 o 50, es casi una conversión, un acto de fe.
El Amor
maduro llega despacio y así mismo se aloja en nuestra vida, sin tiempo para
acabar, pues la caminata entre dos es más serena, existe la complicidad, el
cariño es más espontaneo, y no nos inhibimos frente al querer, la sintonía es
completa y los recuerdos son depositados en el álbum de las nostalgias, que
guardamos en tiempo, que no volverá.
Realmente
enamorarse a los 40-50 es llevar la ternura en la mirada, el brillo es más
intenso, el deseo de no equivocarse es más fuerte, la construcción de la caminata
entre dos es la suma del querer, es el encuentro
de dos almas aplaudidas por dos corazones que dividen la emoción de amar.
Por ello,
vivir en pareja es la alegría de la compañía, de la caricia tierna, de los
besos todavía apasionados, de las miradas insinuantes, cuando el deseo se
manifiesta y la promesa de la mirada de cada amanecer, será el día más bello,
entre dos seres, que finalmente encontraron el Amor.
Recuerda que
las mujeres se ponen preciosas cuando se enamoran. Se les nota enseguida en la
cara, en su piel, les brilla los ojos. La mujer de los cuarenta y tantos, que
se apasiona, está dispuesta a ir hasta el fin del mundo con ese señor que la
hizo sentir plena, joven otra vez. El secreto de la belleza que produce el amor
está en las endorfinas, una sustancia casi mágica que segregamos cuando nos
invade la felicidad.
Hacer el
amor nos relaja, la placidez borra las arrugas del entrecejo, todas las líneas
que indican preocupación. Además el amor nos deja un buen recuerdo. Acordarse
de situaciones placenteras, aumenta la circulación de endorfinas por la sangre,
y es como recibir un Tónico de bienestar. Una puede cerrar los ojos y activar
ese instante que tuvo. Entonces, se pone en movimiento la bioquímica cerebral.
Cualquier mujer enamorada está más linda que antes, camina distinto, se mueve
con un garbo especial.
No se trata
de tener un compañero y vivir infelices, se trata de que se quieran y se
complementen el uno del otro, luchen y aprendan juntos y que sin importar las
diferencias que puedan tener, se amen y se respeten hasta el final.
Si puedes
ser tu misma con esa persona, sin esconder y sin reprimir tus deseos o pensamientos,
entonces has encontrado al sujeto perfecto, a tu otra mitad, aquel que te
acepta hasta en tus peores momentos, y te ama aún más, en las mejores
situaciones de tu vida.
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