Un virus invisible nos obliga a cambiar la vida. Y no surge entre los
pobres y desplazados, ni de las balsas de refugiados. No. Viene en clase
ejecutiva para demostrarnos, que debajo de la piel somos iguales. Que los
millones no nos sirven para nada, porque no hay respiradores preferenciales.
Nos obliga a “guardarnos”, a no consumir, a no viajar, a no ir a clase, a
quedarnos quietos. Nos muestra que somos más pequeños de lo que creíamos. Una
herida narcisista, un golpe a nuestra omnipotencia, que nos pone contra las
cuerdas.
¿Y si escuchamos?
Si en lugar de cuestionar autoridades, de pensar que nos ocultan
datos, que los virus salieron de un país de Oriente, para hacer una nueva
guerra bacteriológica, de seguir debatiendo, si es exagerado o no, de enojarnos
porque no hay fútbol, ni recitales.
Si dejamos de especular con subir los
precios de lo que necesitamos para protegernos, y de mentir para no hacer
cuarentenas.
Si aprendemos la lección seremos más fuertes, más sabios, más
solidarios.
Me debato entre la mesura, y una alarma contenida. Ni subestimar, ni
entrar en pánico.
Y mientras tanto me pregunto qué pasó con nuestro mundo, y qué
aprenderemos de esta crisis.
¿Aprenderemos?
La lección es brutal. Si no la
escuchamos es porque estamos muy, pero muy sordos.
Y seguimos andando sin
preguntarnos qué pasa.
¿Es que vamos a seguir sin escuchar?
❤ Patricia
Faur ❤
✨En época de pandemia me siento más pensativa que nunca… Emocionalmente
encendida y reflexiva… creo que estamos transitando el mayor desafío de la
historia a nivel personal, y humanidad… de repente parece que estamos viviendo
dentro de una película de Spielberg.
Particularmente, y a raíz de la situación que me toca vivir, por la
enfermedad de mi Palomita, hace un tiempo, vivo momentos donde miro al mundo en
cámara lenta, y me detengo a mirar a las personas, sus gestos, su accionar, la
velocidad con la que se anda, etc. pero en este momento donde nos toca a todos
frenar, me detengo aún más, porque no dejo de analizar el vacío que tenemos, y
lo aturdidos y distraídos que vivimos. Tenemos una oportunidad única y bendita,
no tenemos opción, debemos frenar, ya no hay escuela para nuestros hijos, cada
vez menos puestos de trabajo al cual asistir, no hay comercios para
materializar nuestros vacíos… y nos piden que nos quedemos EN CASA… bendita
oportunidad digo… sin embargo analizo y veo… nos alimentamos de la quejas, es
que tal vez así, notamos menos esos vacíos..
Nos piden que nos quedemos EN CASA… bendita oportunidad insisto…
particularmente, apenas empezó nuestra cuarentena, pensé que sería peor… y se
me vino a la mente y corazón, esas personas que viven encerradas desde que
nacen, pero la amenaza, no es un bichito que se puede controlar con la
responsabilidad de todos… sino que son bombas y muerte… frío y hambre… olvido e
indiferencia, lo que los amenaza fuera de sus hogares.
Nos piden que nos quedemos EN CASA lo que significa estar en ese
espacio que compartimos con personas amadas… pero parece que para eso tampoco
estamos preparados, necesitamos que entre grupos nos pasemos manuales de como
pasar tiempo en familia, nos desesperamos en qué hacer con nuestros hijos, nos
asusta volver a mirarnos a los ojos, aburrirnos y reinventarnos, reconocernos y
en muchos casos conocernos… yo me quedo con la frase de Felipe, el día en que
volvió de la escuela con tanta información en su cabecita y corazón de lo que
comenzaba… vino corriendo a abrazarme y me dijo "tenemos 14 días para
estar juntitos" bendita oportunidad..
Nos piden que nos quedemos EN CASA y el pedido no viene de los
gobiernos… quien cree en Dios como yo, quien cree en el universo, quien cree en
la naturaleza… no importa de dónde sientas que venga, el mensaje es el mismo…
la naturaleza viene pidiendo a gritos que PAREMOS, que la CUIDEMOS… sin embargo
no escuchamos, y hoy se toma esta cuarentena para resurgir… no importa tu clase
social, tu ideología, tu raza, etc. todos debemos frenar y nos pone a todos en
la misma condición, y volveremos a marchar todos juntos, el mismo día… y está,
en cada uno de nosotros, hacer valer esta bendita oportunidad de encontrarnos,
escuchar el mensaje claro que estamos recibiendo, y valorar esta oportunidad
que tenemos de volver a empezar, es un momento histórico… solo deseo que el
egoísmo, la indiferencia y la irresponsabilidad, no nos sigan corriendo la
mirada para el lado equivocado… yo me sigo emocionando cada día a las 20 hs,
cuando todos salimos a los balcones a aplaudir, a quienes hoy lo dejan todo
para salvar vidas. Un aplauso al unísono de tantas personas, de las que no se
su nombre, su nacionalidad, ni su historia, pero aplaudimos por lo mismo. Sueño
con ese cambio, al que estamos todos invitados 🙌
❤ PIA GENTILE ❤
✨Y así un día se llenó el mundo con la nefasta promesa de un
apocalipsis viral y de pronto las fronteras que se defendieron con guerras, se
quebraron con gotitas de saliva. Hubo equidad en el contagio que se repartía
igual para ricos y pobres. Las potencias que se sentían infalibles vieron cómo
se puede caer ante un beso, ante un abrazo.
Y nos dimos cuenta de lo que era, y lo importante, y entonces una
enfermera se volvió más indispensable que un futbolista, y un hospital se hizo
más urgente que un misil. Se apagaron luces en estadios, se detuvieron los
conciertos, los rodajes de las películas, las misas y los encuentros masivos y
entonces en el mundo hubo tiempo para la reflexión a solas, y para esperar en
casa, que lleguen todos, para reunirse frente a fogatas, mesas, mecedoras,
hamacas y contar cuentos que estuvieron a punto de ser olvidados.
Tres gotitas de mocos en el aire, nos ha puesto a cuidar ancianos, a
valorar la ciencia por encima de la economía. Nos ha dicho que no solo los
indigentes traen pestes, que nuestra pirámide de valores estaba invertida, que
la vida siempre fue primero y que las otras cosas eran accesorios.
No hay un lugar seguro, en la mente de todos nos caben todos *y
empezamos a desearle el bien al vecino, necesitamos que se mantenga seguro,
necesitamos que no se enferme, que viva mucho, que sea feliz*.
Junto a una paranoia hervida en desinfectante *nos damos cuenta que,
si yo tengo agua y el de más allá no, mi vida está en riesgo*.
Volvimos a ser aldea, la solidaridad se tiñe de miedo y a riesgo de
perdernos en el aislamiento, existe una sola alternativa: *ser mejores juntos*.
Si todo sale bien, todo cambiará para siempre. Las miradas serán
nuestro saludo y reservaremos el beso solo para quien ya tenga nuestro corazón.
Cuando todos los mapas se tiñan de rojo con la presencia del que corona, las
fronteras no serán necesarias y el tránsito de quienes vienen a dar esperanzas
será bien recibido bajo cualquier idioma y debajo de cualquier color de piel.
Dejará de importar si no entendía tu forma de vida, si tu fe no era la mía,
bastará que te anime a extender tu mano cuando nadie más lo quiera hacer.
Puede ser, solo es una posibilidad, que este virus nos haga más
humanos y de un diluvio atroz surja un pacto nuevo, con una rama de olivo desde
donde empezará la verdadera convivencia y la hermandad.✨
❤ Edna
Rueda Abrahams ❤
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