Los abuelos son muy importantes
para los pequeños en muchos sentidos, pero hoy quiero detenerme en la
importancia de los “abuelos cuentacuentos”, como transmisores de esa
maravillosa cultura popular que por desgracia no nos ha llegado a muchos de
nosotros (o se nos ha olvidado por el camino…).
Los abuelos no sólo les leen
cuentos con agrado, también son grandes conocedores de historias, anécdotas,
leyendas populares propias de cada región… Además, cada familia guarda sus
relatos en la memoria, en algún objeto de la casa, en las costumbres… Con ellas
crecemos, nos conocemos y nos reconocemos, incluso ya de mayores nos gustará
saber (o recordar) esas historias que tal vez ya nos contaron nuestros abuelos.
Aparte de los cuentos y las
historias, aquellos niños que tienen la suerte de vivir cerca de los abuelos
aprenderán juegos y canciones antiguas, reviviendo, a su vez, lo que ellos
escucharon de sus abuelos.
A mí me hubiera encantado saber
muchas más canciones populares infantiles, pero la verdad es que en esto mucha
teoría y poca práctica, son los abuelos los que aportan toda su sabiduría y de
ahí aprenden mis hijos y yo misma.
Los cuentos relatados por los
abuelos son especiales, esa imagen de generaciones tan distintas disfrutando
juntos de las historias es maravillosa, y me traslada a muchos años atrás,
cuando era yo la que escuchaba atenta esas historias.
Además, los abuelos pueden contar
las anécdotas de su infancia, cómo jugaban ellos, con qué se divertían cuando
no existían televisión ni videojuegos, y todo irá haciendo que nuestros hijos
aprendan a conocerlos mejor, a conocer otro mundo tan diferente al que viven
ahora pero que forma parte de nuestros orígenes, recordándonos de dónde
venimos.
Aquellos que provienen de otras
tierras, de otras culturas, pueden retomar sus raíces y enseñarles más sobre
ellas a sus nietos, que aprenderán a apreciar la diversidad. Estas historias
son un modo de “rejuvenecer” para los abuelos, y enriquecen y estimulan a
nuestros hijos.
Los momentos compartidos con los
abuelos perduran en la memoria de los niños y, con suerte, en el futuro, ellos
mismos contarán las historias, los cuentos, las canciones, los juegos
populares… a sus hijos y sus nietos, evitando de ese modo que se pierdan en el
tiempo.
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