El demonio usa la
seducción y la mentira, se oculta y se disfraza, para no ser descubierto. Su
gran astucia es hacernos creer que él no existe de modo que pueda trabajar en silencio
y sin obstáculo de ningún tipo.
Él, todo un caballero, amable y
muy agradable, Silencioso y calculador; estudiaba a la presa, que muy
lentamente, haría caer en su red. Encontraba su vulnerabilidad, y ahí apuntaba.