Ya
comenzamos a dejar atrás el invierno. En nuestros cuadernos, agendas,
periódicos, actividades diarias, aparece el mes de septiembre. Inmediatamente
viene a nuestra mente la primavera, estación que significa “primer verdor”. Y
con ese primer verdor llegarán las flores y el color que tanto nos gusta ver, a
muchos de nosotros.
Pero no
haremos un desarrollo de lo bello que puede ser para algunas personas esta
época del año. Si me detendré en algo que me inspira esta estación y para lo
que citaré la frase “Florecer exige pasar por todas las estaciones”.
Esta frase
nos invita a comprender que todo tiene su tiempo, y que todo pasa por
diferentes etapas. Todo tiene su momento de desarrollo para alcanzar la
maduración, y para ello debe afrontar lo desconocido, a veces agradable y otras
no tanto.
Florecer
implica una serie de procesos biológicos ordenados. Si apresuramos o
interferimos en alguno de ellos el resultado puede no ser el más propicio. Lo
que llega a florecer, es aquello que ha soportar las inclemencias del tiempo,
sol, lluvia, tormentas, granizo y se ha sobrepuesto a las circunstancias.
Y eso es la
vida, no es fácil, hay que someterse a pruebas, asumir riesgos, tropezar con obstáculos,
salir de nuestra zona de confort, hallar y forjar experiencias positivas y
negativas que nos marcan y nos constituyen en la particular persona que somos.
Muchas veces
no estamos preparados para los imprevistos, para las “inclemencias del tiempo”,
o si querés “las diferentes estaciones”. Pero si podemos elegir cual será
nuestra respuesta ante tal situación. Esa respuesta depende de las fortalezas
que tenemos en nuestro andamiaje personal, pero al mismo tiempo contribuirá con la fortaleza que tendremos a
futuro para afrontar los nuevos quiebres en nuestro transcurrir diario.
Con ello
estoy diciendo que actuamos de acuerdo a cómo somos, pero también somos de
acuerdo a como actuamos. No actúo solo de acuerdo a mi personalidad y vida,
también construyo mi personalidad y mi vida de acuerdo a mis actos.
Y en este
“construir”, también tengo que aceptar que hay tiempos y procesos, dicho de
otra manera, que debo vivir todas “las estaciones”. De la forma en que nos
posicionemos ante los procesos, que pueden resultarnos en ocasiones tan
difíciles, depende el sufrimiento que experimentemos. El sufrimiento es una
brecha entre “cómo creo que son las cosas” y
“cómo creo que deberían ser las cosas”.
Muchas veces
nos proponemos resultados, mejorar nuestra pareja, conseguir el puesto laboral
que soñé, modificar hábitos, incrementar mi ingreso económico, construir nuevas
relaciones y empujamos y presionamos para que ello ocurra cuanto antes. Y
cuando no llega, o llega de forma diferente a lo que esperábamos, “sufrimos”. No tomamos conciencia de que a veces es
necesario darse tiempo, que hay procesos, como el de la floración, que deben
ocurrir ineludiblemente y que algunos no serán tal cual esperábamos.
No tomamos
conciencia que ese momento de espera o de afrontar las inclemencias, puede ser
un momento de oportunidad, para que el proceso de lo bueno que vendrá se
fortalezca, o para que simplemente aprovechemos el presente. Corremos y dejamos
de disfrutar lo que hoy sí tenemos.
Siempre
esperamos que llegue la primavera, la felicidad, el matrimonio, el mejor
trabajo, el recibirme, el dinero suficiente o el último celular de moda. Y no
nos damos cuenta que la felicidad está ahí no más, al lado nuestro, solo
tenemos que aceptar el presente, disfrutar lo mucho o poco que tenga, con la
mirada puesta en aquello que deseo alcanzar, sabiendo que requerirá de mi
pasaje por “todas las estaciones”, como lo hace la naturaleza todos los años
para llegar a la primavera y darnos su mejor color. Recuerda que cada pequeño
paso, cada acción continua, hará de vos aquello que realmente quieres ser o
quieres alcanzar. Disfruta los procesos para que algo diferente suceda.
Fuente:
Claudia Ríos
& Asoc.
Psicología al servicio de su empresa
Lic. Claudia
Ríos – Directora
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