La primavera
es tiempo de nacimiento y renovación. Dejamos atrás el invierno y nos
preparamos para disfrutar del amplio abanico de posibilidades que nos ofrece
esta estación. La naturaleza se viste de verde e inunda de aromas frescos y
vivos colores todo lo que toca. Aprovecha su impulso vital para renovarte por
dentro... y por fuera.
Ya es
primavera. La naturaleza se despereza del letargo invernal y hace sonar la
campana que indica la llegada de un nuevo ciclo. Las semillas rompen su
envoltorio pariendo los primeros brotes del año. Las plantas inician su tiempo
de floración e inundan campos y bosques de aromas frescos y vivos colores. A
partir del 21 de marzo, la luz del sol domina a la noche y el frío se despide
con un “¡hasta el invierno que viene!” para dejar paso a vientos templados que
limpian el aire y anuncian la próxima llegada del calor estival. La naturaleza,
en definitiva, se llena de vida y estalla su belleza verde, el color de la
primavera.
Es en esta
época del año cuando de forma más evidente se manifiestan en la naturaleza
procesos como el nacimiento, el crecimiento y la renovación. Y aunque a veces
con nuestro comportamiento parece que lo olvidamos, el ser humano también forma
parte de naturaleza. Al igual que los animales y las plantas se preparan para
recibir cada nueva primavera, nosotros también debemos adecuar nuestro estado
físico y anímico para disfrutar plenamente del amplio abanico de posibilidades
que nos ofrece esta estación.
Cuando te
despiertes por la mañana, abre la ventana, respira hondo y haz tuyas las
palabras del escritor y naturalista estadounidense Henry Thoreau (1817-1862):
“Mide tu salud por la
alegría con que miras la mañana y la primavera”.
Los chinos
llaman a esta estación “primer movimiento” y hacen coincidir el comienzo de su
año con el declinar del invierno. No son los únicos. Son muchas las culturas
que se preocupan por adaptar el reloj biológico humano a los ciclos de la
naturaleza, ya que las estaciones y su clima influyen no sólo en nuestro estado
físico, sino también en el anímico. Por lo tanto, debemos aprovechar la fuerza
de la primavera, el caudal de vida y energía que emerge en esta época para
‘florecer’ como personas: para crear, desarrollar y llevar a la práctica las
ideas y proyectos que han quedado estancados durante el invierno. Frente al
recogimiento invernal, la primavera es la pasión del descubrimiento, la
necesidad de explorar nuevas facetas que enriquezcan nuestra vida. Transforma
tus problemas en retos y convierte el presente en un acto de creatividad
constante.
¡Renuévate!
En invierno,
el encierro entre cuatro paredes, el exceso de comida y bebida, la falta de
ejercicio y un mayor consumo de medicamentos – sobre todo, antibióticos– dejan
su poso negativo en nuestro organismo: acumulación de toxinas, sobrepeso y un
sistema defensivo en horas bajas. La llegada de la primavera es la excusa
perfecta para mejorar nuestro cuerpo mediante la práctica regular de ejercicio
físico – el buen tiempo invita a hacer deporte al aire libre– y una dieta
completa y equilibrada. La naturaleza es sabia, dice un viejo aforismo, y nos
ofrece verduras y hortalizas, carnes, pescados y frutas de temporada que nos
ayudan a limpiar el cuerpo y a disfrutar de los beneficios propios de una vida
sana.
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