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miércoles, 27 de marzo de 2019

No te lamentes de envejecer, es un privilegio negado a muchos.



El privilegio de envejecer es algo que no todos disfrutan.
Pues cada año que cumples suman más experiencias, momentos y personas en tu vida.
Las arrugas y las canas son los signos de las experiencias. De la sabiduría que la vida nos ha dado durante toda la vida.
Sumar años es disfrutar más tiempo con nuestros seres queridos, y está ahí para ayudarlos y orientarlos, pues las personas mayores han vivido tantas cosas, que tienen mucho que contar.
Después de leer este post, ya no te lamentaras por llegar a la vejes ni mucho menos por los rasgos que deja el pasar de los años.
Envejecer solo es un estado físico

Por mas canas y arrugas que tengas si tienes un espíritu joven, irradiaras mucha belleza y todos a tu alrededor querrán tener tu fuerza de espíritu cuando llegue a tu edad.
La forma en la que lleves la vejes es lo que va a garantizar que seas feliz o no. Pues si tienes una buena actitud ante la vida y agradeces cada año cumplido vivirás en armonía y con mucho amor.
Pero si te niegas aceptar que los años pasan y te deprimes por cada cana o arruga que aparece, tu vida no será nada agradable pues malgasta un tiempo valioso solo en aspectos físicos.
Las vejes es una etapa para disfrutar lo que cosechamos, para hacer feliz a los nietos y verlo crecer. Ser viejo o es pasar de moda ni estar feo.
Recuerda que cada día son 1440 minutos para vivirlos al máximo. Para disfrutar con nuestra familia y agradecer por esta vivos.
Llegar a la vejez significa que has librado muchas batallas y has salido victorioso. Por lo que no tienes nada de qué avergonzarte ni que lamentar. Disfruta cada instante que dios y el tiempo te regalan.
Aquí te dejaremos un bello poema dedicado a las personas de avanzada edad. No dudes en compartirlo, refleja lo lindo que es llegar a viejito.

¿Qué cuántos años tengo?

Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, pero con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que los sueños se empiezan a acariciar con los dedos y las ilusiones se convierten en esperanza.
Tengo los años en que el amor, a veces es una loca llamarada, ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada. Y otras un remanso de paz, como el atardecer en la playa.
¿Qué cuántos años tengo? No necesito con un número marcar, pues mis anhelos alcanzados, las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones rotas…
Valen mucho más que eso.
¡Qué importa si cumplo veinte, cuarenta, o sesenta!
Lo que importa es la edad que siento.
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.
Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos.
¿Qué cuantos años tengo? ¡Eso a quién le importa!
Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento.

                                                                 José Saramago 

 


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