“El corazón de una mujer puede romperse EN SERIO”. Una de cada tres
mujeres muere de enfermedad cardiovascular.
Cuidar la salud del corazón no es un mero consejo: es imperativo.
En los últimos años, al infarto se le quitó su vinculación casi
exclusiva con el género masculino (“el infarto es cosa de hombres”) para
advertir que también es cosa de mujeres: la doctora Laham corrobora que
aumentaron los casos de infartos en mujeres antes de los 50 años. Hoy es la
primera causa mundial de mortalidad femenina.
El estilo depresivo, más que la ira, es lo que predomina en las
mujeres que tienen infartos, dice Laham. Es frecuente que las mujeres no
presten atención a los síntomas (dolor en el brazo izquierdo o en los dos),
sobre todo a los inespecíficos: angustia, sensación de ahogo, dolor de espalda.
El exceso de responsabilidades y el estrés, la dificultad de delegar y tantos
otros factores que todas conocemos hacen el resto.
“Cuando se enferma el corazón, se enferma toda la persona”. Y cabría,
tal vez, hacer esta afirmación a la inversa: cuando la persona “se enferma” (de
tanto callar emociones, trabajar sin parar y acumular dolores ”que no tienen
nombre” ), el corazón será, sin duda, el que resulte herido. Estás a tiempo de
decir alto, recuperar tu vida y darle salud y paz a tu corazón. Y por qué no,
mejor aún, alegría.
“Ante los dolores de la vida, el corazón reacciona como si estuviera
literalmente a punto de ser apuñalado. Y esta misma reacción de defensa, si es
intensa o sistemática, termina por dañarlo. Es cada vez más clara la incidencia
de las emociones reprimidas o no elaboradas en la salud cardíaca”.
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