No entiendo porque la gente no sabe apreciar a las buenas personas.
Uno se cansa de tantas cosas que me hacen por ser tan buena, y nadie es capaz
de valorarme. Quizás no debí perdonarle tantas veces, o tal vez en la primera
que la hizo, debía mandarle por un tubo. Pero sigo pensando que las personas
merecen la oportunidad de mostrar su mejor rostro y pienso que todos pasamos
por momentos difíciles, esto no nos define como personas.
En mi caso, no me rindo fácilmente, me gusta tener la certeza de
haberles dado a todos la oportunidad de redimirse de sus malos pasos. Lo hago
porque no quiero sentir el remordimiento de preguntarme, “¿qué hubiera pasado
sí?... Es por eso que aguanto todo lo que pueda. Soportaré hasta darme cuenta
de que no es la persona que me corresponde.
Aguanto para saber que jugué todas mis cartas y que el que me acompañó
tuvo todas las oportunidades de jugarlas. Pero sigo pensando que tal vez estoy
enviando el mensaje equivocado. Pienso que las personas malinterpretan mis mensajes
y creen que estaré ahí por siempre esperando por sus malas acciones. Piensan
que no tengo el valor para irme, cuando lo considere necesario, creen que no me
respeto, o me amo. Lo que no saben es que, no tengo temor de estar sola, temo
más, estar en una mala compañía.
La gente sigue pensando, que los que somos buenas personas, son
estúpidas o algo parecido, y pueden hacer con nosotros lo que quieran. Pero no
se dan cuenta que muchas veces aguantamos demasiado; cuando nos vamos no hay
fuerza que nos haga regresar. Es triste ver en ese momento, cuando se dan
cuenta de lo que acaban de perder, e incluso ruegan por una segunda
oportunidad.
Pero no volvemos sobre nuestros pasos, porque recién se dan cuenta de
lo que perdieron. En cambio, nosotros nos dimos cuenta, de que lo que hay en
ellos, no vale la pena. Así que si tienes la suerte de encontrarte con una
mujer como yo, debes saberla valorar porque las oportunidades no se vuelven a
repetir.
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