Orgullosa de pertenecer a esta generación de mujeres, que revolucionamos
la sociedad tradicional.
Somos un fenómeno completamente nuevo, porque a los 50 o 60 y tantos,
volvemos a reinventarnos y, con ello, reinventamos la sociedad.
Y, ¿Por qué es una revolución? Porque el perfil de la mujer actual de 50 años,
es muy distinto al de las mujeres de esa edad, de hace tan sólo quince años.
Las CINCUENTAÑERAS, somos en gran mayoría, mujeres que trabajamos, o hemos trabajado,
somos muy activas e inquietas a nivel intelectual, nos sentimos con mucha
energía, y con una sabiduría de la vida, que nos permite afrontar el presente,
más empoderadas. Somos menos manipulables y vulnerables a las opiniones
externas, y a las circunstancias del entorno.
Somos mujeres que después de pasar por muchas etapas vitales, tenemos
muy claro lo que queremos, o al menos,
lo que no queremos, y eso nos hace más seguras y desinhibidas en cualquier
ámbito, desde el laboral, como al de las relaciones sexuales.
Las que nos encontramos solteras o separadas, tenemos una tribu urbana
propia; incluso las que superamos los 50 años,
somos tremendamente activas, despertamos el interés de quienes se nos
cruzan por nuestro camino, y no somos nada fáciles de conquistar. Cuidamos el
físico, y la experiencia, nos da un ‘plus’ que marca la diferencia. Seguras de
sí mismas, podemos llegar a tener, sin complejos, parejas más jóvenes que
nosotras. Apostamos por la vida tranquila, y hemos dado el paso de enfocar, el
ocio al turismo, y ocio consciente.
Por supuesto, no todas somos iguales. Somos únicas en nuestra
individualidad, y entre nosotras, las hay de todo tipo, y en todos los
contextos: solteras, en pareja, con hijos ya emancipados, con hijos, con más o
menos ingresos, y con formación, o sin ella… Sin embargo, como colectivo
presentamos unos rasgos, que ha sorprendido a psicólogos, sociólogos y expertos
en tendencias sociales.
Rompemos con la anterior etiqueta de cincuentonas, ya que representamos
una edad en la que, lejos de los clichés tradicionales, rebosamos de proyectos,
energía y seguridad en nosotras mismas.
Las mujeres de 50 de otras generaciones, centraban esta etapa de sus
vidas, en sus hijos y sus nietos, pero las CINCUENTAÑERAS ponemos de nuevo el
foco en nosotras mismas, y apostamos por renovar nuestra formación, mejorar
nuestra alimentación, y llenar la agenda profesional, y de ocio, en actividades
inspiradoras.
Pero, ganar visibilidad pública y social, y desprenderse de la
etiqueta de cincuentonas, no quiere decir que nos hayamos liberado de todos los
estereotipos.
Aprendamos de las cincuentonas. De su energía, de su sabiduría, y de
todas las batallas que libraron, para que hoy nosotras, disfrutemos de los
actuales derechos sociales de la mujer.
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