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viernes, 5 de julio de 2013

La Perla y la Ostra

Una ostra que no ha sido herida no puede producir perlas.

Las perlas son producto del dolor, el resultado  de la entrada  de una sustancia extraña e indeseable al interior de la ostra, como un parásito o un grano de arena. 
En la parte interna de la ostra se encuentra una sustancia lustrosa llamada nácar.
Cuando un grano de arena penetra en la ostra, las células de nácar comienzan a trabajar y cubren el grano de arena con capas y capas y más capas de nácar para proteger el cuerpo indefenso de la ostra. Como resultado, se va formando una hermosa perla.




Una ostra que no haya  sido  herida  de algún modo,  no puede producir perlas; porque la perla es una herida cicatrizada.

¿Te has sentido  lastimado por palabras hirientes?

¿Has sido acusado de haber dicho cosas que nunca dijiste?
                
¿Tus ideas fueron rechazadas o mal interpretadas?

 ¿O quizás fueron tomadas por alguien para presentarlas como propias?

¿Has sufrido golpes de los que adquieren ideas preconcebidas indebidamente?

¿Has sido objeto de la indiferencia?

Entonces
                  ¡produce una perla!


Cubre  cada una de tus heridas con varias capas de amor

Muchas personas sólo aprenden a cultivar resentimientos, dejando sus heridas abiertas, alimentándose con sentimientos pobres, los cuales impiden que las lesiones cicatricen.

En la vida real vemos muchas “ostras vacías”.
No porque no hayan sido heridas, sino porque no han sabido perdonar, comprender y transformar el dolor  en amor.
Vale la pena enfrentar las heridas.

No seas vencido por lo malo, sino vence con el bien al mal.

                       Romanos 12:21


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